Durante años fui esclava de las
dietas, trataba de ser muy estricta en
cuanto a lo que comía. Medía y pesaba las porciones y consumía solo alimentos
“light”, de lo contrario, la culpa y el temor de aumentar de peso me consumían.
Cuando comencé mis estudios en
la Escuela de Nutrición, finalmente me liberé de esa adicción y de esa forma de
comer pero me di cuenta que yo no
encajaba más de un entorno social “normal”.
Cada vez que iba a comer fuera era
casi como ser un extraterrestre de una galaxia muy lejana. Yo era la única
tomando agua cuando todo el mundo estaba tomando soda y la loca que comía
muchos vegetales y en realidad los disfrutaba. A veces me sentía juzgada por mi
forma de comer pero la verdad es que no podía importarme menos. Por primera vez
en mi vida me sentía más saludable, más ligera y más contenta conmigo misma, y
en parte se lo debo a la alimentación.
Ser Health Coach no me impide
comer lo que deseo pero ser consciente de cómo la comida afecta mi cuerpo
y mi salud me hace ser cuidadosa de las elecciones que hago. Hace unos años me
diagnosticaron hipoglicemia y aunque ahora estoy bajo control (sin dieta o
medicamentos) finalmente aprendí qué alimentos son buenos para mí y cuáles no lo
son. Como de manera sana un 90 % del tiempo y el resto, como lo que quiero.
Cuando comparto con mis
familiares o amigos en una reunión o celebración, generalmente me preguntan:
¿Puedes comer eso? (Señalando un trozo de pastel, una dona u otras “comidas malas”),
es como si esperan que les diga: "Absolutamente NO", pero me encanta responderles:
¡Claro! Puedo comer un poco de eso.
Elegir conscientemente lo que
como es muy liberador y también me trae paz conmigo misma y con mi cuerpo. No
me siento privada por comer sano y no me siento culpable cuando como algo que
no es tan saludable. Hace mucho tiempo que no cuento las calorías de lo que
como y tampoco me castigo a mí misma en el gimnasio por el pedazo de pastel que
comí el día anterior. Ya no más.
Cuando se trata de comida, todo
es acerca de la experiencia. No hay fiesta sin comida y no debe haber comida
sin placer. Alimentarse debe ser una experiencia agradable, no debes sentir
culpabilidad, castigo o aburrimiento a la hora de comer.
Aprender a hacer elecciones
conscientes a la hora de comer es clave para manejar tu peso, tus antojos y en
el largo plazo para cuidar de tu salud.
Si sientes que no puedes
controlar ciertos antojos, terminas comiendo demasiado y sintiéndote culpable,
comienza por hacerte las siguientes preguntas a la hora de elegir lo que comes:
1. ¿Cómo me sentiré justo
después de comer, 1 hora después y 1 día después de haber comido este alimento?
2. ¿Es esta comida buena para mí? ¿Cómo va a
afectar mi salud y mi cuerpo?
3. ¿Hay una opción más saludable a esta comida? ¿Cuál es?
Recuerda que puedes disfrutar de la comida sin
sentirte privada, culpable o castigarte al día siguiente. No se trata de
perfección, se trata de hábitos.
Con el cariño de siempre,
Amy
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