martes, 17 de septiembre de 2013

¿Cuánto vales?



Hace poco escuchaba una de mis clases en IIN, esta vez Andrea Beaman hablaba sobre Salud y Riqueza.

Puede parecer que estas dos cosas no tienen que ver una con la otra, pero realmente no hay separación entre ambas.

Andrea comentaba sobre la manera en que nos quejamos por lo caro que es comer saludable. Nos molestamos porque una ensalada en un restaurante es mucho más cara que un combo de comida rápida ó porque un tomate orgánico es más caro que uno convencional, pensamos ¿Cómo voy a pagar $0.75 por 1 (si, un solo) tomate orgánico? Es demasiado caro! Pero  no nos molesta pagar $100.00 por un par de zapatos ó $300.00 por el nuevo modelo de celular. 

La ensalada es demasiado cara, por tanto elegimos el combo (agrandado, por supuesto). El chequeo médico anual vale una fortuna, además nos sentimos bien  y no es prioridad, pero necesitamos urgentemente perder peso para las próximas vacaciones y compramos los batidos para rebajar. Pagar un curso ó programa para aprender a cuidar de nuestras mismas nos parece extravagante, no así el vestido para la fiesta ó las salidas semanales a comer en los mejores restaurantes. Y hablo en plural porque yo también he hecho esto! 

En realidad no tiene nada de malo gastar nuestro dinero como mejor nos parezca, si nuestro presupuesto nos lo permite. Pero si hablamos de precios, alguna vez te has puesto a pensar ¿qué precio te pones a ti misma? ¿Qué precio tiene tu salud y tu felicidad? Cuando se trata de invertir en ti misma, en cosas que realmente te nutren, en tu salud, en tu bienestar y en desarrollar tu belleza interior ¿cuánto estás dispuesta a pagar?

La verdad es que nunca tenemos dinero (ó tiempo) para tratar de estar más saludables, hasta que no tenemos más alternativa. Cuando nos enfermamos no tenemos más opción que gastar y quizás mucho más de lo que podemos o queremos pagar. Nos da tristeza ver como nuestro dinero se va todo en pagar la cuenta del hospital o las medicinas.

Vivimos en una sociedad donde el exterior es más importante que el interior, vivimos tratando de impresionar a los demás y muchas veces descuidamos lo que es realmente importante a costa de las apariencias.
 
Hablar de finanzas es un tema “escabroso” no nos gusta que nos digan cómo usar nuestro dinero o que nos juzguen por como estamos gastándolo. Pero para hacer decisiones más inteligentes debemos preguntarnos ¿adónde va mi dinero, tiempo y esfuerzo?, ¿qué beneficio a largo plazo voy a obtener de todo esto? ¿Cuál será la duración de mi inversión?
 
Al final, cualquier inversión que hagamos cuidar de nuestra salud y bienestar es ahorro y esto se traduce en riqueza.

Somos lo que comemos y lo que pensamos y las decisiones que tomemos hoy definirán  quienes seremos mañana.

Con el cariño de siempre,

Amy
www.thebeautyhealthcoach.com
amy@thebeautyhealthcoach.com

viernes, 6 de septiembre de 2013

Aprendiendo a comer conscientemente, sin culpa ni castigo


Durante años fui esclava de las dietas,  trataba de ser muy estricta en cuanto a lo que comía. Medía y pesaba las porciones y consumía solo alimentos “light”, de lo contrario, la culpa y el temor de aumentar de peso me consumían.

Cuando comencé mis estudios en la Escuela de Nutrición, finalmente me liberé de esa adicción y de esa forma de comer pero  me di cuenta que yo no encajaba más de un entorno social “normal”.

Cada vez que iba a comer fuera era casi como ser un extraterrestre de una galaxia muy lejana. Yo era la única tomando agua cuando todo el mundo estaba tomando soda y la loca que comía muchos vegetales y en realidad los disfrutaba. A veces me sentía juzgada por mi forma de comer pero la verdad es que no podía importarme menos. Por primera vez en mi vida me sentía más saludable, más ligera y más contenta conmigo misma, y en parte se lo debo a la alimentación.

Ser Health Coach no me impide comer lo que deseo pero ser  consciente de cómo la comida afecta mi cuerpo y mi salud me hace ser cuidadosa de las elecciones que hago. Hace unos años me diagnosticaron hipoglicemia y aunque ahora estoy bajo control (sin dieta o medicamentos) finalmente aprendí qué alimentos son buenos para mí y cuáles no lo son. Como de manera sana un 90 % del tiempo y el resto, como lo que quiero.

Cuando comparto con mis familiares o amigos en una reunión o celebración, generalmente me preguntan: ¿Puedes comer eso? (Señalando un trozo de pastel, una dona u otras “comidas malas”), es como si esperan que les diga: "Absolutamente NO", pero me encanta responderles: ¡Claro! Puedo comer un  poco de eso.

Elegir conscientemente lo que como es muy liberador y también me trae paz conmigo misma y con mi cuerpo. No me siento privada por comer sano y no me siento culpable cuando como algo que no es tan saludable. Hace mucho tiempo que no cuento las calorías de lo que como y tampoco me castigo a mí misma en el gimnasio por el pedazo de pastel que comí el día anterior. Ya no más.

Cuando se trata de comida, todo es acerca de la experiencia. No hay fiesta sin comida y no debe haber comida sin placer. Alimentarse debe ser una experiencia agradable, no debes sentir culpabilidad, castigo o aburrimiento a la hora de comer.

Aprender a hacer elecciones conscientes a la hora de comer es clave para manejar tu peso, tus antojos y en el largo plazo para cuidar de tu salud.

Si sientes que no puedes controlar ciertos antojos, terminas comiendo demasiado y sintiéndote culpable, comienza por hacerte las siguientes preguntas a la hora de elegir lo que comes:

1. ¿Cómo me sentiré justo después de comer, 1 hora después y 1 día después de haber comido este alimento?

2.  ¿Es esta comida buena para mí? ¿Cómo va a afectar mi salud y mi cuerpo?

3. ¿Hay una opción más saludable a esta comida? ¿Cuál es?


Recuerda que puedes disfrutar de la comida sin sentirte privada, culpable o castigarte al día siguiente. No se trata de perfección, se trata de hábitos.



Con el cariño de siempre,

Amy

domingo, 25 de agosto de 2013

¿Por qué no puedo bajar de peso?




Comúnmente asociamos el sobrepeso a la falta de voluntad para comer más sano y ejercitarnos. La verdad es que el exceso de peso es un desbalance en el cuerpo que tiene raíces fisiológicas, emocionales y espirituales. 

No hay dietas ni fórmulas mágicas que funcionen a largo plazo. La culpa y el castigo por comer ó dejar de comer solo empeoran las cosas. Para tratar este problema de raíz debemos abordarlo de manera integral, no se trata solo de restringir lo que comemos y pasar horas en el gimnasio, de nada sirve hacerlo mientras las verdaderas causas sigan estando ahí. 

Si estás luchando para perder peso y no lo consigues piensa que probablemente no se deba únicamente a las calorías que hay en tu plato. Muchas veces hay razones fisiológicas que nos impiden perder peso como desbalances hormonales y problemas digestivos. Cuando nuestra digestión no funciona correctamente y nuestro cuerpo no es capaz de desintoxicarse correctamente podemos acumular toxinas que añaden hasta 10 libras de sobrepeso.

Otras veces, el exceso de peso tiene raíces más profundas y la comida es el sustituto perfecto de eso que nos falta en nuestras vidas y tratamos de llenar de alguna manera. ¿Es una relación sentimental estable? ¿Una carrera profesional satisfactoria? ó  ¿un vacío espiritual?  

A nivel inconsciente el sobrepeso se vuelve un escudo protector que nos mantiene en una zona segura. Tal vez sufriste a causa de una relación sentimental en el pasado y la comida ha sido el refugio perfecto para aliviar u ocultar ese dolor. Tal vez creas que mientras tengas sobrepeso no encontrarás una nueva pareja y por tanto no sufrirás nuevamente a causa del amor.

También podemos tener sobrepeso pero estar desnutridas espiritualmente. La espiritualidad no consiste solamente en ir a la Iglesia los domingos o participar en cada actividad religiosa. Se trata de establecer una conexión directa, íntima y verdadera con nuestro Creador y Salvador. Nadie más puede llenar ese vacío, sanar nuestras heridas y darnos esa paz que tanto buscamos. 

El miedo a cambiar también puede boicotear nuestros esfuerzos. Todas queremos lucir espectaculares y vivimos pensando en que haríamos si perdiéramos el peso extra. Soñamos con el vestido perfecto (en 4 tallas menos), con lucir un traje de baño de dos piezas ó con ganar la atención de esa persona especial, pero al mismo tiempo sin darnos cuenta, podemos estar paralizadas por el miedo a abandonar nuestra zona de confort. El miedo a tener conflictos de pareja por nuestra nueva imagen ó a ser el centro de atención es sin darnos cuenta lo que nos juega en contra.  Es más fácil quedarnos como estamos, porque al final así somos, así nos quieren y así sabemos cómo enfrentar al mundo. 

Tu peso es un reflejo de tu estado físico, emocional y espiritual, pero no te define como persona ni determina tu belleza. Tener sobrepeso no se trata solo de un número en la báscula, ni de una talla de pantalón. Se trata de tu activo más importante: Tu salud. Es por eso que debes cuidarte.

No caigas en la trampa de comprar la nueva pastilla para bajar 30 libras en un mes ó el último invento que derretirá la grasa “para siempre”. No pongas en riesgo tu salud ni tu bolsillo.

Si no puedes hacerlo sola, busca ayuda profesional y no tengas miedo a cambiar. El cambio requiere trabajo, no ocurre de la noche a la mañana, pero la recompensa será mucho más grande que cualquier esfuerzo que hagas.


¿Qué es lo mejor que puede pasar si cambias?

Con cariño,

Amy